sábado, 2 de agosto de 2014

Juventud y bdsm

Hace más de dos meses que no escribo nada en este espacio, básicamente porque a veces tengo la sensación de que he hablado tanto sobre mi perspectiva y mi vida bedesemeras, que creo que ya lo he dicho todo. Pero fíjate que siempre acaba apareciendo alguna cuestión que me motiva y, al hacer un repaso, observo que nunca he tratado ese tema, así que vamos allá.

Ayer, por casualidad y en un ámbito totalmente alejado de este mundo, conocí a una chica que está dando sus primeros pasos en el bdsm. La verdad es que, después de un rato de conversación, me sorprendió porque pese a su juventud y su inexperiencia, unos veintipocos años y algunos meses dando sus primeros pasos, me dió la impresión de que tenía las ideas muy claras. Sumamente claras, de hecho. Tiene perfectamente asumido lo que es y lo que, hoy por hoy, busca en el bdsm.

Supongo que a esa claridad de ideas contribuye que, tal y como me explicó, está bien rodeada de gente con los mismos impulsos, algunos también sin experiencia y otros con mucha, que están dispuestos a ayudarla a resolver dudas, a guiarla, incluso a darle lo que necesita en el aspecto físico cuando le hace falta.

Ciertamente es mucho más de lo que la mayoría nos encontramos al llegar a este mundo, así que de ninguna manera me atreví a darle ningún consejo (tampoco lo pidió, de hecho). Nos enseñamos fotos de nudos mutuos y hasta otra, ha sido un placer.

No obstante, y sin juzgar (como siempre), me pregunto... ¿Es bueno que alguien tan joven empiece a practicar bdsm?

Mi parte irracional y liberal responde, por supuesto! Si lo lleva dentro por qué ha de esperar? Pero mi parte racional de persona madura me recuerda que esto no deja de ser una perversión poco generalizada en el mundo real, una perversión sexual, para más señas, porque lo disfracemos de lo que lo disfracemos, la base, el proceso y el objetivo es sexual lo mires como lo mires. Creo, posiblemente esté en un error, no lo sé, hablo por mi experiencia y la de gente que conozco, que cuando entras en esta historia y la disfrutas, ya no hay marcha atrás. Y creo también que lo habitual, porque así está montada la sociedad, es tener una pareja convencional, hijos y demás. Conste que aunque pueda parecer reaccionaria, no es una cuestión de imagen, sino de realidad, así nos educan y así estamos en la rueda.

Teniendo en cuenta esas consideraciones, no me parece cuanto menos prudente entrar en este mundo antes de haber vivido todo lo que nos toca vivir, tanto en el aspecto social como en el propio aspecto sexual. Sé, es más, soy perfectamente consciente, de que hay quien llega a esto por aburrimiento del sexo convencional (me niego, no diré vainilla aunque tenga que repetir otros adjetivos) y hay quien lo lleva dentro desde niña, yo misma soy un ejemplo de ello, pero aun así, estoy contenta de haber llegado después de haber vivido lo habitual, para poder comparar, básicamente, no?

Porque digo yo, si te adentras en el bdsm después de un par de novietes y cuatro polvos de 20 años (que ya sabemos lo frustrantes que resultan a veces por mucho aguante que haya) y, como decía, disfrutas de estas prácticas, ya estás enganchad@ para los restos, y ¿entonces, qué? ¿Este será tu modo de vida para los siguientes 60 años? ¿O acabarás casándote y cumpliendo con la sociedad mientras mantienes tu relación con el bdsm al margen del mundo y de tu pareja? Porque aunque haberlos haylos, por supuesto, no es habitual que encuentres una pareja estable de convivencia y común paternidad en este ámbito... si hoy en día ya es difícil encontrarlo fuera, no te cuento aquí dentro y más teniendo en cuenta el elevadísimo índice de emparejad@s que corren por estos y otros lares.

No. Definitivamente no me parece aconsejable. Creo que son muchas las cosas que tenemos por vivir y muy poco tiempo para disfrutarlas todas, pero el suficiente en cada etapa para no tener necesidad de quemarlas a toda velocidad. Y pienso que si el bdsm es bueno, el sexo y la pareja convencional también lo son y creo que hay muchas, muchísimas experiencias más o menos gratificantes, pero vivencias al fin y al cabo, a las que renuncias en el momento que te adentras en un mundo que te llena y te satisface tanto como para no querer salir de él.

Soy consciente de que si me lee algún/a joven que esté en esta situación, me dirá que le compensa, seguro, que no necesitan otra cosa, pero no creo que tengan la capacidad de discernir si no han conocido el otro lado... y con veinte años, por mucho que creamos que lo sabemos todo, aun no tenemos idea ni de una ínfima parte de lo que la vida nos puede ofrecer.

Anastasia ©

martes, 20 de mayo de 2014

Electroestimulación

I/ Fundamentos teóricos
1) La electricidad
- a. Definición:
La electricidad es simplemente el desplazamiento de electrones entre dos puntos a lo largo de un conductor.
Para la los profanos, esto sin duda parece chino. Para hacerlo más simple y didáctico utilizaré algunas comparaciones o metáforas ya que es importante entender algunos conceptos de la física electrónica.
La electricidad se puede comparar al agua simplificando bastante. Todos conocemos el agua y sabemos lo que és: un fluido que podemos medir en sus volúmenes y movimientos.
Pasa lo mismo con la electricidad pero no se utiliza el mismo vocabulario técnico.

- b. Mediciones y valores:

Es importante tener una idea de estos conceptos a la hora de utilizar los aparatos/juguetes eléctricos ya que la mayoría permiten graduar la tensión, la intensidad y la frecuencia. Las sensaciones que se producirán están íntimamente ligadas a estos elementos.

Tensión:
 La tensión se mide en Voltios. Todos tenemos una vaga idea de lo que es ya que manejamos esa medida a diario. Por ejemplo, la tensión de nuestras casas es de 220V en alternativo, la de muchas pilas que usamos es de 1,5V o 9V en continuo.
Más precisamente la tensión representa el volumen o caudal de electricidad que circula en un instante en un punto dado. Es como el caudal de un rió o de un grifo. A mayor voltaje mayor caudal de corriente.
Intensidad: La intensidad se mide en Amperios. Su denominación ya nos da una idea de su significado. En el caso del agua, correspondería a la fuerza con la que baja un río por ejemplo. A mayor pendiente mayor intensidad, y en la llanura el río corre lento en baja intensidad.
Resistencia: La resistencia se mide en Ohmios. Es la medición de la dificultad que tiene la corriente en atravesar un material. Un aislante eléctrico tiene resistencia infinita, no conduce la electricidad. Un metal suele ser un buen conductor con poca resistencia. Si imaginamos un fregadero atascado lleno de agua, el tapón que lo atora seria una resistencia que ofrece más o menos facilidad al paso del agua.
Imaginemos ahora un grifo, es un reostato o una resistencia variable que nos permite artificialmente facilitar o dificultar el paso de la corriente o del agua.
Vemos que claramente hay una relación entre estos tres conceptos, tensión, intensidad y resistencia.
La formula es tensión = Resistencia x Intensidad.
Es decir que si la tensión (el caudal del grifo) es fija, aumentando la resistencia (cerrando el grifo) reduciremos la intensidad (la fuerza con la que sale el agua). E inversamente 
Frecuencia: La frecuencia se mide en Hertz. Es la amplitud de la sucesión de una serie descargas de corriente. Traduciendo del chino, se puede comparar a las olas que pueden ser más o menos grandes y más o menos seguidas. Posiblemente sea más intuitivo pensar en sonidos cuando se considera la frecuencia. Una frecuencia baja son sonidos graves, olas amplias, largas y espaciadas. Una frecuencia alta son sonidos agudos, una muy rápida sucesión de olas cortas.
2) Anatomía
Las sensaciones del cuerpo se analizan y procesan en el cerebro. En nuestro cuerpo el cerebro está en permanente interacción con el resto del cuerpo recibiendo información del cuerpo y transmitiendo información y ordenes al cuerpo.
Esta información y órdenes circulan y se transmiten por el cuerpo gracias al sistema nervioso mediante impulsos eléctricos. Por tanto cualquier impulso eléctrico externo al cuerpo transmitirá informaciones y/o interferirá con órdenes del cerebro.
Ese es el fundamento del uso de la electricidad en el cuerpo humano. Los aparatos de gimnasia pasiva por ejemplo interfieren con órdenes del cerebro, y directamente transmiten a un músculo la orden de contraerse.
Utilizo este ejemplo de manera a recalcar que la electricidad puede ser invasiva y superponerse a órdenes naturales del cerebro. Trataré esta idea en el apartado de seguridad.
Así las cosas, está claro que la electricidad provoca acciones o transmite informaciones al cerebro. Según el modo en que se utilice, podrá por tanto transmitir ordenes (contraer un músculo) o información (sensaciones: placer, dolor, molestia, cosquillas, hormigueos etc...).

II/ Electroestimulación erótica
1) Material y aparatos
Desde los años 50 se utiliza la electricidad de modo habitual en medicina. Obvio las terapias de electroshock de años anteriores que tenían poco de medical y mucho de salvaje.
Los primeros aparatos se asemejan a lo que hoy se denominan EMS. Mas adelante, con los progresos de la técnica y la investigación fueron apareciendo otros aparatos denominados TENS en los años 90 y poco después aparatos de electroestimulación erótica.

- a. EMS - Electro Muscle Stimulation:

Son aparatos usados para provocar contracciones musculares mediante impulsos eléctricos. Son claramente invasivos ya que se superponen a órdenes del cerebro, que pierde el control del músculo que se contrae y relaja siguiendo las descargas eléctricas del EMS.
La corriente se transmite al músculo de forma muy local recorriendo la piel a través de un gel conductor que se aplica previamente. Es el típico aparato de tele tienda para adelgazar (?) y tonificar el músculo "sin esfuerzo".
De cara a un uso sexual, no es el aparato idóneo ya que está claramente orientado a accionar músculos y no a transmitir información al cerebro. Esto se debe simplemente a que las frecuencias, tensión e intensidad no se corresponden realmente a las de información al cerebro y sí se parecen al las de las ordenes del cerebro.
Como a nivel sexual buscamos sensaciones, son aparatos que si bien son baratos, no sirven realmente. Aunque claro, quizás haya a quien le guste. Cuestión de gustos.
- b. TENS - Transcutaneous Electrical Nerve Stimulation:
Son aparatos que aparecieron en los años 90 en terapias de sofrología (alivio del dolor). Consisten en descargas de corriente con nuevamente la intensidad, voltaje y frecuencia específicamente pensados para transmitir información al cerebro (y no interferir con el) que entonces responde interpretando esa información traduciéndola en sensaciones y a veces con ordenes musculares.
Médicamente se utilizan para inhibir las sensaciones de dolor de algunas zonas del cuerpo (e.g. dolores de espalda).
Huelga precisar que son mucho mas adaptados a un uso sexual.
- c. Artilugios caseros:
Hay amantes del bricolaje que usan aparatos caseros para electro-estimulación desviándolos de su función original. Suelen utilizar aparatos de música (lectores de CD) para "programar" sonidos que descargan al cuerpo en vez de a un altavoz. Es evidentemente inadecuado y hasta peligroso por varios motivos, en particular porque la fuente de alimentación es la corriente del domicilio. Mas adelante también se tratara este tema en el apartado de seguridad.

- d. Aparatos de electroestimulación erótica:

Son aparatos derivados del TENS, básicamente son lo mismo con el matiz que las frecuencias voltaje e intensidad difieren del TENS. El objeto de estos aparatos no es inhibir una sensación, sino al contrario provocarla. Están especialmente pensados y adaptados para precisamente estimular zonas erógenas. Cuentan además con una amplia variedad de accesorios adaptados para juegos sexuales tanto para hombres como para mujeres. Se pensaron para producir placer aunque obviamente llegado un punto que varia según cada individuo y circunstancias pueden provocar sensaciones o desagradables o dolorosas. Esto los convierte en juguetes o instrumentos idóneos en Ds ya que permiten controlar con una precisión absoluta el placer y el dolor que se administra.
Mediante su uso, se pueden obtener orgasmos incontrolados sin uso de ningún objeto o acto adicional. Hay en la red unos cuantos videos de eyaculaciones "sin manos" solo por electroestimulación y pasa igual con los orgasmos femeninos.
- e. Material:
En este apartado solo trataré de aparatos de electroestimulación erótica.
Las principales marcas son:
Paradise Electrostimulation,
Folsom Electric,
Erostek,
Rimba,
Performer.
Salvo el performer (que es el que utilizo) son fabricantes americanos. Los más populares son Erostek y Rimba. Todos ofrecen sobradas garantías de calidad y seguridad del material.
Funcionan en general en base a pilas de 9V, disponen de un amplio y variado surtido de contactos eléctricos.
Los más básicos permiten variar la intensidad, el voltaje y la frecuencia que se administra. Los hay mucho más elaborados que pueden programarse y aportar más complejidad a las sensaciones.
Los contactos y complementos suelen ser parches de contacto, anillas de pene, consoladores vaginales y anales, sondas uretrales y un largo etc de juguetes sexuales adaptados.

2) Usos y aplicaciones

En lo que se refiere a los usos y aplicaciones, estos nos vienen dados por los complementos de contacto que disponemos.
Se aplican en las zonas erógenas adaptadas al contacto. Si es consolador o sonda en penetración y si son parches en superficies de la piel (clítoris, pene, roseta del ano, escroto, labios vaginales etc...)
Para principiantes es recomendable una vez adquirido el aparato, probarlo consigo mismo experimentando las diferentes sensaciones y versatilidad de su juguete. Esta experiencia que adquiera, le será extremadamente útil a la hora de saber utilizar correctamente el aparato en terceras personas.
Nada sustituye al conocimiento personal y este artículo solo puede servir para levantar tabús debidos al desconocimiento.
A pesar de que Alt sea una web de BDSM, ante todo hay que tener presente que la electroestimulación erótica (correctamente usada) no es peligrosa y produce un intenso placer.
3) Sensaciones y experiencias
Solo puedo hablar aquí de mi propia experiencia, tanto personal en mi como en mis juegos con otras personas.
En todos los casos, empezando con una tensión suave (4V +/-) el cuerpo se va a acostumbrando a la sensación y gradualmente se puede ir subiendo el voltaje poco a poco incrementando las sensaciones.
Las sensaciones que se transmiten con estos juguetes son muy variadas y dependen obviamente de como se utilice y gradúe el aparato.
Por regla general he comprobado que hay dos elementos fundamentales que varían las sensaciones: la frecuencia y la tensión.
La intensidad solo hará que se sientan (valgan las redundancias) las sensaciones con mayor o menor intensidad.
De los dos conceptos que menciono, el fundamental es la frecuencia:
En mujeres, y administrándolo vía consolador, las sensaciones vaginales o anales son mucho mas placenteras e intensas en frecuencias bajas. A medida que sube el placer, se va subiendo la corriente y es frecuente ver como el placer es tal, que la vagina se va contrayendo sola y el consolador "late" entrando y saliendo solo al ritmo de las descargas.
Estos aparatos, a menudo ofrecen además una posible graduación de latido consistente en un apagado/encendido seguidos que se pueden graduar en velocidad o frecuencia. Usando este refinamiento se puede literalmente simular dar el ritmo de una penetración lenta y profunda o rápida y fuerte. Bien llevado todo esto, con práctica se llega al orgasmo.
Físicamente, la sensación que producen las frecuencias bajas por lo que me han explicado las mujeres con quien lo practique es la de una mano o pene gigante que se abre y cierra en la vagina. Técnicamente, el cerebro interpreta esa información eléctrica y responde buscando placer utilizando los músculos de la vagina haciéndolos contraerse y soltarse como en un acto sexual.
En un hombre, las frecuencias bajas producen la misma sensación en caso de penetración uretral o anal. Para los caballeros... solo les pido imaginar la sensación ficticia de una penetración uretral con una mano gigante que se abre...  Miedo? pues es erróneo porque es placentero.
En lo que atañe a frecuencias altas o agudas, la sensación es más puntual, un hormigueo en la zona de contacto con tensión baja que va pasando a unas hormigas que muerden hasta la de una aguja clavándose a medida que se sube la descarga. Esto hace que estas frecuencias sean idóneas para zonas cutáneas ya sea clítoris o pene.
Una vez aprendido el placer con el aparato, descubierto que complementos, frecuencias y tensiones gustan más, siempre habrá quien quiera experimentar sensaciones más fuertes. Hay dos posibilidades para ello... subir la tensión de la descarga, provocara que la sensación se amplifique y precipite. Asï se puede llegar a un punto en que el placer se hace doloroso, en que las contracciones inducidas son demasiado fuertes e intensas haciendo que aparezca dolor.
Ahí depende luego de cada individuo y del tiempo que se este utilizando el aparato:
- Por una parte si se sube gradualmente al cuerpo y al cerebro le da tiempo asimilar la sensación acostumbrándose a ella y suavizando su efecto, y por otra parte en un uso muy prolongado, simplemente la pila se va descargando perdiendo intensidad y voltaje.
- Por otra parte se pueden variar las sensaciones de otra manera... una descarga extremadamente placentera en su nivel, lo es cuando se llega a ella gradual y progresivamente. De golpe... es todo lo contrario. Cuestión de experimentar... Pasa lo mismo cuando se mueven los contactos o se retiran sin apagar el aparato.
III/ Seguridad
Sin duda este es un apartado clave y obligatorio.
Hablare desde lo que sé y desde mi experiencia.
1) Siempre atenerse a las recomendaciones del aparato. Es fundamental usar un aparato en buenas condiciones, con contactos limpios y esterilizados si fuese el caso.
2) Obviamente nunca jugar a modificar para "mejorar" el aparato del que se dispone.
3) Zonas de contacto: Es unánime en todos los aparatos y así lo indican médicos y gente sensata, nunca utilizar la electroestimulación por encima de la cintura, dicho en claro: ni pechos ni cabeza. Hay un riesgo de paro cardiaco si no se respeta esta regla.
4)Gel conductor: usar siempre un gel conductor de base acuosa y asegurarse que las zonas de contacto no están secas. O hay flujo o se añade gel. Y al comienzo, mejor siempre usar gel conductor. Mejorara las sensaciones.
En caso de uso prolongado asegurarse que no se reseca ya que entonces se pueden provocar ligeras quemaduras en la zona de contacto.
5) Para los que lo piensan usar "a lo bestia" (y no lo aconsejo) sin pensar a mas... por precaución les recomiendo usar mordaza, no por los gritos, sino para evitar que la victima se muerda la lengua.
6) Por ultimo, insisto en que es mejor utilizar aparatos pensados para ello. Los adeptos de los aparatos caseros se arriesgan a que una disfunción de su aparato, sea cual sea, acabe trágicamente. Estos aparatos usan corriente alterna de 220V... la corriente alterna es firmar un paro cardiaco se aplique donde se aplique. El riesgo de un fallo del transformador puede cambiar tanto el voltaje de salida como la alternancia de la corriente. Dicho eso... cada asuma su responsabilidad.

IV/ Conclusión

Hay que perder el miedo a la electricidad. Desde pequeños nos han inculcado (y con razón) el miedo al enchufe de la pared.
Pero estos aparatos se basan en pilas de corriente continua, derivan de nuestro saber tecnológico y medico de hoy. Son aparatos seguros y pensados para el placer. El uso que se haga de ellos, mas allá del placer es cuestión ya de gustos personales.
Respetando normas básicas de seguridad, hecho que siempre existe en cualquier juego BDSM, es una vía extremadamente versátil, poderosa y atractiva.
También animo, a quienes tienen experiencia, enriquezcan esta información, aportando su saber, sensaciones y experiencias.
Publicado por Charlybcn

sábado, 10 de mayo de 2014

Entrega?

Sé que este post va a levantar ampollas y vaya por delante que con mis palabras no pretendo juzgar ni condenar ninguna actitud. Líbreme dios! Básicamente porque no me considero una persona impoluta de pecados y, como siempre digo, tengo más defectos que virtudes, pero hace tiempo, demasiado tiempo ya, que este tema me quema en las teclas y no sería yo si no dijera lo que pienso. Aunque en esta ocasión, a diferencia de otras, espero conseguir ser justa y sobretodo sutil, principalmente porque la mayoría de l@s amig@s que me leen se encuentran en el caso que voy a comentar, y nada más lejos de mi intención que ofenderles.

Desde niña supe que era distinta, que tenía deseos distintos y fantasías diferentes a las de las otras niñas. Ellas soñaban con un príncipe azul que las recogiera en un caballo blanco y yo con un Cabrón que me diera dos hostias antes de raptarme para usarme a su gusto, que me encerrara en una celda y me sacara de ella sólo para sus perversiones, etc.etc. (no es literatura, es auténtico).

Más adelante, transcurridos los años y ya en la madurez, entré en este mundo maravilloso y, bueno, ya he explicado por ahí abajo como surgió la necesidad de vivir mi sumisión y cómo dí mis primeros pasos en este mundo que adoro, así que no me repetiré, pero sí hay algo de lo que no he hablado y es preciso que lo cuente para dar pie al asunto que quiero comentar.

Cuando tuve claro que quería vivirlo, que necesitaba vivirlo, más bien, yo estaba casada. Un matrimonio convencional, con un hombre convencional, al que de ningún modo podía hablarle de mis inclinaciones en este sentido. Sabía perfectamente que no lo entendería y que mucho menos estaría dispuesto a experimentarlo conmigo. Poco a poco, la necesidad empezó a ser acuciante. Naturalmente quería a mi marido, pero una parte de mí luchaba por salir. Mi vertiente sumisa se abría paso con toda la fuerza del universo. Seguía siendo la esposa y madre ejemplar, pero cada día que pasaba me sentía un poco más frustrada por no poder dar salida a esos impulsos que sentía desde muy jovencita. Naturalmente, esta frustración, como todas, empezó a hacer mella en mi matrimonio, la relación empezó a no ser tan bonita como antes y en poco tiempo se volvió insostenible. 

Yo sabía que estaba en mi mano recuperar aquella historia, conseguir que volviéramos a ser felices, puesto que el amor no se había acabado. Era yo, era esa perra, la que lo estaba destrozando poco a poco, al mismo tiempo que me destrozaba a mí misma, así que tenía que tomar una decisión. O bien olvidaba mis fantasías, recuperaba mi matrimonio y seguía siendo esa esposa clásica y ejemplar o, por el contrario, daba un giro de timón total y absoluto a mí vida, rompía con mi pareja y me lanzaba a por lo que necesitaba vivir.

No hace falta que explique cuál fue mi decisión. Estoy aquí. Pero sí que en estos once años transcurridos ni un solo momento me he arrepentido de tomarla. El bdsm cambió mi vida, me permitió ser yo misma, ser auténtica y sobretodo ser más libre de lo que había sido nunca. 

Pero... siempre existe un pero, llego a este mundo y me encuentro con que la mayoría de sus integrantes están casados o tienen pareja, al margen de sus relaciones bdsm. Que el 99% (por decir una cifra, que no he hecho una estadística, conste) de l@s Dominantes y sumis@s llevan una vida paralela. Y van pasando los años y sigo encontrándome con lo mismo. Sumisas a las que se le llena la boca al hablar de su entrega absoluta, incluso de esclavitud en algunos casos (dios mío!) pero digo yo que no será tan absoluta cuando tienen que cumplir con el que duerme al lado. Si el/la Amo/a exige, por poner un ejemplo, castidad durante tres meses... pasarán tres meses sin acostarse con el marido o la esposa?. No, claro, eso es un límite, igual que las marcas. Dominantes que presumen de cuidar a su sumisa totalmente y en todo momento, y también se me ocurre que si la sumi llama un sábado por la noche para que la lleve al hospital por un ataque de ciática, va a ser complicado montarse una excusa para la parienta. Bueno, eso no ocurriría porque seguramente no pueden comunicarse fuera de las horas estipuladas.

Entrega en cuerpo y alma... Lo siento pero no me cabe en la cabeza. No entiendo como puedes entregarte a una persona viviendo en pareja con otra. Tanto el Dominante como la sumisa (hablaré en estos géneros porque es lo que más abunda por aquí) no son una parte independiente del hombre, el esposo y el padre o de la mujer, esposa y madre. Comparten cuerpo, alma y mente. No me vale que me digan esa parte de mí es suya y la otra es de mi marido (o esposa). No hay compartimentos. Y ellos y ellas lo saben, porque si realmente fuera así de sencillo no tendrían que engañar a sus parejas convencionales (nunca usaré el término vainilla), se lo explican y listo, no?

Y al final resulta, tristemente, que la mayoría de relaciones bdsm son unos cuernos ordinarios, y me da una rabia tremenda que se vulgarice la belleza de una relación D/s, tanta pena que si no lo digo reviento.

Sé que cada historia es un mundo, que todos tenemos nuestras propias circunstancias que a veces se traducen en miedos o en imposibilidad de ir a por lo que deseamos, es por eso que, como he dicho al principio, no me atrevería jamás a juzgar a nadie y así espero que lo interprete todo aquel que lea esta reflexión, pero no puedo entender cómo pueden vivir la entrega que requiere una relación D/s, compartiendo su intimidad con otras parejas. No puedo entenderlo.

Anastasia ©


jueves, 8 de mayo de 2014

El castigo del silencio

Continuando con el tema del que hablaba ayer, creo que el silencio es incluso peor que la soledad, puedo estar sola pero si me acompaña algún sonido no resulta tan duro, en cambio si dejo de escuchar una voz que para mí es no ya importante, sino imprescindible y su silencio me envuelve, aunque esté acompañada me siento desamparada, como perdida en un agujero negro, sin saber a priori cómo llegué hasta ahí y deseando salir y volver a la normalidad.

El silencio de un Amo es el peor castigo que puede aplicar a su sumisa. Te sientes sola, desorientada, asustada. La primera sensación, y la más terrible, es que no sabes si te está castigando y como castigo tendrá una duración determinada o si, por el contrario, realmente le has ofendido tanto que te ha abandonado. Te invade el temor de no volver a escuchar su voz y eso te destruye. Después, por mera autoprotección, decides creer que te está dando un escarmiento, que volverá en algún momento y entonces te inunda el remordimiento por haber hecho algo mal, por merecer su ausencia. Más tarde el desconcierto se apodera de ti cuando te pones a pensar y descubres que no sabes cuánto durará ese silencio.

Son distintos sentimientos que vas experimentando a medida que transcurren las horas, los días. Durante el proceso pasas del estado histérico al llanto, del llanto a la indignación, de la indignación a la rabia, de la rabia a la tristeza, de la tristeza al malhumor, del malhumor a la impotencia y de ahí nuevamente al histerismo. Tu única salvación estriba en conocer a tu Amo. Cuando ha pasado el tiempo suficiente como para que puedas analizar la situación con frialdad, si le conoces de verdad, si sabes cómo se comporta, llegas a discernir que no tardará en volver y una vez te convences de esa certeza, es cuando empiezas a buscar tu error. 

Recuerdas conversaciones, reprimendas, rememoras cuántas veces te ha reprochado una actitud, cuántas te ha dicho no hagas eso o no te comportes así, cuántas te ha comentado sutilmente que no le gustaba que te relacionaras con alguien. Piensas en todas las ocasiones en que no has obedecido, que le has llevado la contraria, que has hecho caso omiso o que has buscado su enfado, retarle o sacarle de sus casillas. Poco a poco empiezas a entender por qué estás donde estás, asumes que son muchas las veces que has cometido el mismo error y calibras desesperadamente cuál fue el momento exacto en que le llevaste a decidir aplicar ese duro castigo. Llegas incluso a conmoverte, sabiendo que El lo pasa tan mal como tú, que quizás en ese momento sienta que no es un buen Amo, que ha fracasado en su intento de dominarte. 

Te destroza pensar que pueda sentirse frustrado, cuando la culpa es únicamente tuya, tuya y de tu rebeldía, tuya y de tu cabezonería, tuya y de tu maldita insumisión. Piensas que no es El, eres tú quien no sirve para esto. Llegas a la conclusión de que cualquier sumisa se sentiría orgullosa de pertenecer a un Dominante como El. Te cuida, te protege, te enseña, te guía, siempre de la mano, sin soltarte nunca, pero tú eres rabiosa, caprichosa, egoísta, siempre quieres más, siempre quieres pasar por encima y ahora tienes lo que te mereces. En realidad, decides, lo que mereces es que no vuelva nunca, aunque necesitas hablar con El una vez más, sólo una vez más, para decirle lo mucho que lo sientes, para hacerle entender que el error no es suyo, que no eres digna de alguien como El, que no crees merecer ni siquiera otra oportunidad...

Y cuando ya tienes eso clarísimo, suena el teléfono o se enciende una luz en la pantalla y tu Amo te pregunta ¿cómo estás? Y se abre el cielo, y das gracias a todos los dioses porque El ha vuelto, y te olvidas de todas tus promesas porque El ocupa todos tus pensamientos. Su imagen, su voz cálida te llenan, y rompes a llorar y le explicas cuánto le has echado de menos y le aseguras que nunca volverás a hacer algo así y le suplicas que vaya a verte y que te abrace y que no deje de ser tu Amo, y le juras que todo va a cambiar, que vas a ser la mejor sumisa del mundo por y para El... y El te tranquiliza condescendiente sabiendo que no será así, que nada cambiará pero, aunque no te lo dirá, eso no le importa porque te escogió a ti tal y como eres, y te sonríe, y el sol vuelve a brillar, y tú vuelves a respirar....

Anastasia ©


miércoles, 7 de mayo de 2014

Castigos

Existen muchas formas de castigar a una sumisa. Se puede usar el castigo físico, el castigo mental, dolor, indiferencia, el silencio, pero no hay mayor castigo para ella que saber que le ha decepcionado, que le ha fallado, que le ha ofendido, que le ha entristecido con su actitud... Ese es el verdadero castigo. El más doloroso y el que no tiene remisión, porque aunque pagues por él, seguirás sintiéndote fatal.

Puta sumisión...

Anastasia ©

sábado, 3 de mayo de 2014

Experiencias

Hace unos meses tuve una experiencia inolvidable desde mi otra vertiente, la dominante. Una sumisa muy grande, la más grande que conozco, que además es una mujer excepcional y una bellísima persona, decidió ponerse en mis manos después de muchos años de amistad y vivir conmigo un encuentro muy especial. Días más tarde, escribió en su blog el texto que paso a transcribir junto con mi respuesta al mismo, porque sí, porque quiero conservarlo en este rincón y porque me siento orgullosa, para qué negarlo, de haber sido capaz de inspirar algo así. Pedantería? Quizás. Nunca he negado ser pretenciosa, no voy a hacerlo ahora.

MI NUEVA PRIMERA VEZ

Tensión facial... esa dificultad para sonreír o expresar algún tipo de emoción sin parecer de cartón... eso fue lo primero que me produjo cruzar por segunda vez en mi vida aquel umbral.

Era extraño porque, las sensaciones previas a la sesión, no se parecían en nada a las que estaba acostumbrada a tener en situaciones semejantes; no eran mejores ni peores, simplemente no eran las mismas.

Se me ocurren múltiples razones para que eso pasara, pero después de darle una infinidad de vueltas desde que aquello sucedió, ya he hallado la respuesta: no había presión!!

Y que maravillosas son las experiencias en las que no existen presiones de ningún tipo; yo no las llevaba y ninguna de las personas allí presentes me las impusieron.

Con el tiempo, recuerdo aquella noche de distinta manera a que si hubiera escrito este blog días después, y la verdad que me alegro de haberme esperado, porque aunque quizás haya perdido frescura, he ganado perspectiva.

Ahí estaba Ella y no podía mirarla, me pidió que la mirara, y no podía, me ordenó que la mirara, y volví a sentir esa cara de cartón con la que había cruzado su umbral, esa sonrisa tonta que no puedes borrar de tu rostro.

La miré, la miré fijamente a los ojos, apenas sin pestañear, y como un flash que parece que dura horas vinieron a mi mente todas nuestras conversaciones y recuerdos mutuos (los divertidos, los tristes, los duros...) y a pesar de que mi cuerpo llevaba desnudo algún tiempo, fue sólo entonces cuando me sentí desposeída de cualquier prenda, escudo o esquina donde poder refugiarme... jamás he sentido esa desnudez de alma mirando a alguien.

Entonces comprendí que LA ENTREGA, ese regalo tan valioso que damos a la persona en cuyas manos nos ponemos, sólo es amor y respeto... nada más... sin miedos, sin expectativas por cumplir, sin fracasos posibles, sin decepciones ocultas, como dije anteriormente, sin presiones.

Y... estuvo muy bien, lo pasamos de puta madre vamos, jajaja, desde entonces a veces me sorprendo recordando algún momento concreto y automáticamente sale una carcajada por mi garganta y una gran sonrisa.

Cada minuto que duró la sesión, una pieza de mi puzle mental se colocaba en su sitio; aquellas piezas de puzle ahora sin hilos, que un día saltaron por los aires y que no había vuelto a poder ordenar, se colocaban solas, casi burlándose de mi, a cada azote, a cada pinza, a cada gemido, a cada palabra, a cada gota de cera, a cada caricia...

Ahora, con esa perspectiva que da la distancia, tengo el total convencimiento que tener esa sesión me ha proporcionado algo extremadamente valioso (a lo que aún no he sido capaz de poner nombre).

Y como una serpiente muda su piel, yo mude la mía, y no es por nada, pero esta nueva piel es además de más bonita, más mía.

Desde que te conocí siempre has estado ahí... tu mano siempre en mi espalda, sujetando mi alma...

A pesar de todo, siento que mi vida es muy afortunada... tu estás en ella... Gracias!

Lluna

Hay momentos en la vida, instantes fugaces a veces, que te hacen sentir muy bien y muy grande, que te hacen comprobar que estás en el camino adecuado, que no te equivocas en tu actitud y sobretodo en tus elecciones. No diré que me has dejado sin palabras, porque ya sabemos que si callo reviento, pero sí te daré las gracias por tu cariño, tu respeto y tu entrega, esa entrega que tú piensas que nació esa noche pero yo siento hace mucho tiempo.

A pesar de eso, lo que más me llena, sin ninguna duda, es haber podido ayudarte por fin a cambiar esa piel. Sólo por esa metamorfosis, ni por el honor de atravesar esa puerta contigo (que fue muy grande), ni por el placer (que lo hubo), ni por las risas (que fueron muchas), ni por la experiencia (que fue una de las más gratificantes de mi vida), sólo por tu liberación ha valido la pena, porque sabes muy bien que ese ha sido mi mayor objetivo desde hace mucho, mucho tiempo.

Gracias niña, gracias por todo. Te quiero

Anastasia

jueves, 1 de mayo de 2014

Límite superado

La perra quería, necesitaba dárselo, pero el temor a volver a sufrir lo ya experimentado la paralizaba. Hacía ya mucho tiempo que alguien que no tenía ni idea de manejar el asunto anal la había lastimado. Forzó una y otra vez su culito virgen, en la vieja certeza de que la letra con sangre entra, pero nunca había conseguido penetrarla completamente y tampoco no causarle un dolor indescriptible que le duraba varios días.

Habían pasado varios años de aquello, muchos, de hecho, y ella siempre se había negado a volver a intentarlo con nadie. Era su límite más sagrado, el que jamás pensaba superar. Su ano era sólo camino de salida, decía con sorna y lo estipulaba como intocable en el minuto uno de cualquier relación.

En esos años había pertenecido a dos Dominantes que, sin forzarla, habían intentado convencerla de probar asegurándole que no le harían daño, que la tratarían con cuidado, que la ayudarían a olvidar aquella pesadilla, pero a pesar de la confianza que tenía en ellos su mente estaba totalmente bloqueada a esa práctica, no sólo se negaba a que la penetraran con su miembro, sino también al uso de dedos, plugs o dildos, ante lo cual y para evitar males mayores, como los grandes Caballeros que eran, cesaban en su intento.

Pero apareció El. Desde el primer momento hablaron del asunto con toda naturalidad, como hacían con cualquier otro. Su Dueño le informó de que cuando estuviera preparada superarían juntos ese límite, pero sólo en el momento en que ella lo deseara.

Durante meses comentaban el tema, bromeaban sobre eso, hasta el punto de crear en la perra la necesidad de ofrecerle ese regalo. Igual que lo conseguía todo de ella. Sin presiones, sin fuerza, sin órdenes. Su leona pensaba que era tanto lo que recibía y tan poco lo que podía dar, que le parecía sumamente egoísta negárselo. Ser sumisa, se decía, no es sólo obtener lo que te gusta. Ser sumisa es esfuerzo, es lucha, es sufrimiento, es dolor; a pesar de que El le repetía una y otra vez que no sufriría, que no habría dolor, que conseguiría llevarla a obtener placer a través de ese nuevo camino.

Era el momento, pero El no lo tomaría a la fuerza. Si quieres dármelo, pídemelo, le dijo. Ella, asombrada de la seguridad que sentía, serena y confiada, le pidió que la usara.

No hubo dolor, sólo existíó ternura, cariño y un cuidado extremo. Mirándose a los ojos, cogidas las manos. Pendiente El de todas y cada una de las reacciones de su cachorra. Sorprendida ella por las sensaciones nuevas y diferentes que estaba experimentando. Disfrutando ambos del momento, la experiencia y de la entrega mutua que se brindaban.

Orgulloso de su perra, salió de ella y la besó. Ella, los ojos abiertos como platos y una sonrisa invadiendo su rostro, sintiéndose orgullosa de pertenecerle, grande por haber confiado en El y más Suya que nunca, musitó un gracias, mi Señor y se cobijó, feliz, entre sus brazos.

Horas después, una vez El se hubo marchado, Anastasia decidió escribir y compartir su experiencia. No suele dar detalles de sus encuentros, no acostumbra a hablar de su intimidad, pero necesitaba expresar hasta qué punto esta experiencia le ha demostrado una vez más, que todo, cualquier límite, cualquier miedo, es superable, siempre que se trabaje desde el cariño y la confianza. Siempre que nos pongamos en las manos de la persona adecuada... Y yo no podría estar en mejores manos.

Anastasia ©


domingo, 13 de abril de 2014

Orgullo personal vs Orgullo de sumisa

Alguien que me conoce muy bien, me ha hecho hoy una pregunta, ¿qué es más importante tu orgullo personal o tu orgullo por ser la mejor sumisa?.  No sabría qué decir a priori, así que antes de responder voy a reflexionar sobre ello hasta llegar a una conclusión, y voy a hacerlo aquí, a pelo, intentando escribir todo lo que pase por mi cabeza al respecto, no haciendo mucho caso a aquéllos que me aprecian y me recuerdan que no debería exponerme tanto, porque creo que el asunto del orgullo a vencer es más que común entre las sumisas. A ver qué tal sale el experimento...

Precisamente por el tiempo que hace que somos amigos y lo mucho que hemos vivido juntos en el aspecto bedesemero, este Dominante sabe lo orgullosa que soy y lo mucho que me cuesta vencer ese orgullo. Sabe bien que, aunque cuando han hecho nacer en mí una total y absoluta necesidad de entrega la sumisa acaba venciendo a la mujer en esa lucha de la que ya he hablado, el amor propio de la persona que existe tras Anastasia siempre está ahí, latente, impidiéndome hacer aquello que me piden y que, tengo que reconocerlo, a veces la perra está impaciente por vivir. 

Por otro lado, también es cierto que si algo me llena como sumisa más que ninguna otra cosa es ver la satisfacción de mi Dueño en sus ojos o escucharle decir lo orgulloso que está de mí por mis logros o avances, lo cual, por ende, provoca en mí ese mismo sentimiento y me hace sentir la más grande, la mejor, única y especial, esa auténtica diosa a la que tantas veces me refiero.

Ahora bien, llegados a este punto, observo que de lo que se trata no es "tan sencillo" como saber cuál es el orgullo que prevalece, sino cuál de las dos mujeres prevalece... una vez más. La mujer o la sumisa. Así de simple, porque no podemos olvidar que tras la perra a la que sólo algunos privilegiados han puesto de rodillas sigue existiendo esa mujer. Esa sumisa que por entrega y vocación de servir se comerá su orgullo, habita en la mente de esa mujer. Esa mujer que después obligará a la perra a enfrentarse a su rabia por haber cedido, porque la muy zorra se queda ahí, esperando y diciendo ya te pillaré. Ya se alejará El y volverás a ser tú y entonces te recordaré lo que has hecho y cómo te has dejado vencer.

Ummm, releyendo me doy cuenta de que tengo que volver un par de párrafos más arriba y he de cuestionarme algo de lo que no me había apercibido y creo que puede ser importante para llegar al quid de la cuestión. ¿Ese orgullo que me hace sentir una diosa lo experimenta también la mujer o sólo la sumisa? Es decir, rizando el rizo (en mi línea), ¿cuál de las dos se siente orgullosa por haber sido capaz de vencer su orgullo y haberle dado a El lo que quería? Más aun ¿qué orgullo ha sido vencido en realidad, el de la mujer o el de la sumisa?

Rememoro momentos en los que he experimentado esa sensación post-encuentro (sigo negándome a llamarlo sesión) y recuerdo perfectamente cientos de peleas a muerte entre ambas. Y si soy sincera, que es de lo que se trata, nunca, ni una sola vez, jamás, la mujer se ha sentido mal por haberle permitido doblegarme, de ahí la rabia que mencionaba, porque a mi cerebro de mujer independiente, fuerte, en esos momentos le repatea admitir lo mucho que lo disfruta, aunque acaba no quedándole otro remedio. Todo lo contrario a sentirme mal, en realidad esa sensación de grandeza por lo experimentado ha acompañado durante días a la mujer, sintiéndome orgullosa de ser lo que soy y feliz por tener la fortuna de vivirlo. Cada vez que he acariciado mis marcas, aun recordando la mayoría de ocasiones que son fruto de la doma de mi orgullo, de mi educación en este sentido, siempre me he sentido orgullosa de ellas y de haber avanzado un pasito más.

Llegados a este punto, el encuestador diría: "Entonces...?" y la respuesta creo que es clara y contundente. No existen dos orgullos. El orgullo de la mujer y el orgullo de la sumisa son sólo uno, porque ambas son la misma persona y lo que hace una repercute a la otra. Ahí está la verdadera cuestión. Cuando la mujer se muestra orgullosa (hablamos siempre dentro de la escena bdsm), la sumisa acaba sufriéndolo porque no hace las cosas bien, decepciona su Amo y se siente fatal; en cambio cuando la sumisa obliga a la mujer a comerse su orgullo, consigue la felicidad de ambas, de la perra durante y de la mujer después; por lo que la conclusión es radical, siempre es más fuerte el orgullo de la sumisa, porque ser la mejor sumisa para El es lo que me hace ser más grande como mujer y persona, es lo que me convierte en una diosa.

Anastasia ©







viernes, 11 de abril de 2014

Masoquismo, dolor y entrega.

Cuando me detengo a pensar en mi condición dentro del bdsm y a pesar de mi conocida versatilidad a temporadas cuando me lo pide la mente (que no el cuerpo), suelo centrarme únicamente en mi vertiente sumisa, no dando demasiada importancia a la opción masoquista que va dentro del "paquete". 

De hecho siempre me he definido como más sádica que masoca, y si tengo que matizar no me cuesta admitir que soy masoquista "a la carta". Supongo que no la única, por cierto. Está claro que quien no es masoquista, quiero decir, quien no disfruta del dolor "per sé", reconoce ciertos dolores o dolor en determinada medida aplicado en ciertas partes del cuerpo, como un intensificador del placer o un complemento de éste, pero ciertamente la mayoría de sumisas que conozco no gozan cuando sufren dolor si no va acompañado de otras sensaciones.

Como digo, yo siempre he pensado sin detenerme mucho a profundizar en ello, que definitivamente no me gusta el dolor en general, así como he creído que estoy bastante limitada en este aspecto puesto que me considero poco resistente a él o con el famoso umbral del mismo relativamente bajo, así que en uno de mis momentos de introspección decido analizar si realmente mi percepción es correcta o, por el contrario, soy más masoquista de lo que quiero admitir.

Admitir, cuestión importante. Sí que es verdad que me reconozco como una persona viciosa. Me "engancho" a todo lo que me pone, por lo que he de tener máximo cuidado con acercarme a algo que pueda correr el riesgo de motivarme demasiado, puesto que ahí me quedo así, "enganchada", obviando los daños colaterales que pueda acabar sufriendo. A eso me refiero cuando quizás, y digo quizás, no se trata de no haber profundizado nunca en esta cuestión, sino en que no me interesara hacerlo, no fuera a descubrir que la cosa del daño físico verdaderamente me pone y acabe siendo uno de estos "enganches", con lo que inevitablemente terminaría en esa espiral en la que siempre quieres más y al final no existe límite.

Aclarado este punto en mi retorcida mente (lo que tiene el conocerse muy bien), sigo analizando y rememoro escenas (odio el término sesión, no sé si lo he comentado alguna vez) en las que el dolor ha sido el centro de la experiencia, y escarbando, escarbando, resulta que sí han existido ocasiones en las que rotundamente me han llevado casi (casi eh) al límite de mi resistencia.

Pienso en momentos determinados en los que el dolor ni se acompañaba de placer ni existían expectativas de que lo hubiera (placer sexual, entiéndase), momentos en los que el "sufrimiento" era extremo, casi insoportable, hasta tal punto que se dan aquellos instantes en los que piensas que no podrás tolerar un golpe más, pero en cambio resistia uno y otro y otro más, permitiéndole seguir hasta que El considerara oportuno. Y también ahora sé que de ningún modo le habría pedido que se detuviera más que unos minutos para darme un respiro.

El siguiente paso, como no podría ser otro, es que cuando llego a esa conclusión me digo, vamos a ver querida, si no disfrutas el dolor y en esos momentos El no usaba éste como un incentivo para prolongar el placer, acentuarlo, intensificarlo o lo que sea, ¿Por qué demonios te resultaba tan excitante que te azotara y te hiciera sufrir?. ¿Eres en realidad masoquista? ¿Será esto lo que ellos (los masocas) llaman disfrutar del dolor físico?.

Vueltas y más vueltas intentando discernir qué soy, cuál es mi verdadero nivel, dónde está mi umbral y claro, una compara lo vivido con lo que ha visto por ahí, principalmente culos a rayas o totalmente morados e hinchados y piensa... pues va a ser que no, que no aguanto lo que aguantan otras; pero hago memoria o miro fotografías y me doy cuenta de que sí han habido morados, verdugones y marcas que han durado semanas, osea que... ¿sí soy masoca?.

Pero finalmente, después de días y días de dudas, una lucecita se ilumina y todo se aclara de repente al recordar que a ese nivel sólo he llegado con determinadas personas, y llego a la deducción de que ni soy masoquista, ni sufro con el dolor, pero sí soy más sumisa de lo que yo misma quiero admitir. 

Sé que nunca le serviré café envuelta en latex, ni le daré la razón porque sí, ni me mostraré servil, humilde y entregada en todo momento, ni callaré cuando El hable, ni me arrodillaré a sus pies mientras lee la prensa. Posiblemente le llevaré la contraria más de lo que debería, le discutiré todas y cada una de sus opiniones, pelearé, le motivaré, le haré enfadar e incluso a veces conseguiré que me odie, pero a pesar de todo, en realidad lo que me ha hecho resistir, aguantar y disfrutar el dolor que ha decidido darme porque lo merecía, porque le apetecía, porque sí, no era otra cosa que el deseo de dárselo todo, de darle más, de demostrarle mi intención y voluntad, de que me sienta Suya.

Lo que me convierte en masoquista es lo mismo que me convierte en amiga, consejera, terapeuta o puta. Lo que me convierte en masoquista es mi Entrega. Sin más.

Puta sumisión...

Anastasia ©



sábado, 5 de abril de 2014

Nunca lo olvides

No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
Aceptar tus sombras,
Enterrar tus miedos,
Liberar el lastre,
Retomar el vuelo.
No te rindas que la vida es eso,
continuar el viaje 
perseguir tus sueños,
Destrabar el tiempo,
correr los escombros,
destapar el cielo.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se esconda,
y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma
aún hay vida en tus sueños.
Porque la vida es tuya y tuyo también el deseo
porque lo has querido y porque te quiero
porque existe el vino y el amor, es cierto.
oorque no hay heridas que no cure el tiempo.
Abrir las puertas,
Quitar los cerrojos,
abandonar las murallas que te protegieron,
vivir la vida y aceptar el reto,
recuperar la risa,
ensayar un canto (como yo te he oído cantar),
bajar la guardia y extender las manos
desplegar las alas
e intentar de nuevo,
celebrar la vida y retomar los cielos.
No te rindas, por favor no cedas,
aunque el frío queme,
aunque el miedo muerda,
aunque el sol se ponga y se calle el viento,
aún hay fuego en tu alma,
aún hay vida en tus sueños
porque cada día es un comienzo nuevo,
porque ésta es la hora y el mejor momento.
Porque no estás solo, porque yo te quiero.

Mario Benedetti

Victorias


Como he dicho en alguna ocasión, llegados a ciertas edades (léase a partir de los 40), todos llevamos nuestra propia mochila cargada de más o menos éxitos y también de más o menos fracasos. Dado que nos creemos de vuelta de todo, pensamos que uno más de cualquiera de ellos no hará la carga más pesada ni por supuesto más ligera, y muchas veces nos lanzamos a la piscina creyendo que somos si no infalibles, sí casi. Que nada nos afectará, nos dolerá o nos traumatizará. ¡Los traumas son para los niños, para quien no ha vivido, yo con lo que llevo a cuestas puedo con todo! Cuántas veces habremos dicho o pensado esa frase. Creemos que el corazón, el alma o como quieras llamarlo, ya está endurecido, encallecido y fuerte. Libre de cualquier lesión, inmune a los golpes del destino, a las garras de la desilusión. Queremos pensar que si fallamos, si algo no nos sale como esperábamos podremos con ello. Seremos perfectamente capaces de gestionar el mal trago y podremos seguir caminando como si nada hubiera pasado.

Pero ay que, como dijo un sabio, la vida es muy bonita cuando a uno se la cuentan o la lee en libros, pero tiene un inconveniente. Hay que vivirla. Y resulta ser que cuando te llevas el golpe, incluso teniéndolo previsto, que la edad también sirve para ver más allá de lo que se observa a primera vista, te afecta tanto o más que aquel pequeño chasco que inauguró tu contador hace ya tantos años (sí, aquél que entonces creíste que en la vida ya no podría pasarte nada peor). Cuando te estrellas con la realidad contra la que tanto has luchado, creyéndote más fuerte que ella, en la seguridad de que podrías superar las dificultades y al final saldrías victoriosa, el hostiazo es tan impresionante que hace que se tambaleen hasta tus cimientos.

¿Y qué ocurre entonces? Que escondidos bajo esos cimientos se encontraban tus fantasmas más ocultos, esos demonios traidores de los que también he hablado en ocasiones, que esperan agazapados y pacientes el momento de salir y morderte directamente en la yugular. Léase en tu autoestima, en tu seguridad, en tu fuerza. Y ocurre que la persona en la que te has convertido, la que tanto has luchado por conseguir ser, se desmorona como un castillo de naipes, se hunde, se deshace como si fuera de arena y se convierte, como ya fue una vez, en nada. En nada no, ojalá fuera nada, se convierte en basura, en algo no válido a tus propios ojos; y también según tu propia perspectiva en alguien que naturalmente merecía lo que le ha ocurrido porque no sirve. No sirve como ser humano, no sirve como hombre o mujer según el caso...

Pero muchas veces ni siquiera nos basta con eso para aprender la lección, seguimos ahí a piñón, rozando incluso el patetismo, poniéndonos en ridículo si hace falta, intentando dar la vuelta a la tortilla y creyendo, en esos espejismos que no sé qué enano cabrón acciona en nuestro cerebro, que es el valor lo que nos hace empecinarnos en seguir luchando por lo que queríamos, cuando verdaderamente nada más lejos de la realidad. No es el valor, es lo contrario. Es el miedo a perder. El miedo a enfrentarnos a esos fantasmas. El miedo al fracaso, sin querer ver que, en realidad, ya hemos fracasado.

Esta reflexión ha surgido porque recientemente una amiga, una mujer ciertamente poco acostumbrada a perder, me explicaba dolida su última decepción. Descalabro que hay que decir que era la crónica de una muerte anunciada, pero, a pesar de ser consciente de eso, ella luchó perseverante durante meses esperando vencer una vez más y salirse con la suya como viene haciendo desde hace ya mucho tiempo. Durante días hemos luchado juntas contra los fantasmas y los demonios, les hemos mirado a los ojos y hemos peleado a muerte contra ellos para devolverles a su lugar. Una guerra ardua que ha reabierto muchas heridas en el proceso, las cuales también hemos tenido que ir cerrando de una en una, con precisión y severidad. 

Como siempre, como no podía ser de otra forma, mi amiga ha vuelto a ganar. Porque es grande, porque tiene apoyos que la ayudan en sus batallas, porque es consciente de que dejarse abatir nunca es la solución. Sabe que los malos volverán, vaya si lo sabe. Es perfectamente consciente de que algún día habrá otro golpe que los hará salir, aunque cuando llegue el momento seguramente no lo recordará y volverá a pensar que es infalible. Pero mirándola hoy a los ojos me he dado cuenta de algo y de ahí mi homenaje a ella. Sí que es invencible. Lo es porque no se deja derrotar, porque no se rinde y porque aunque la han doblado como el viento dobla un junco, no la han partido y ha vuelto a ponerse en pie. Ni un huracán la partiría. 

Hoy me siento orgullosa de ella.

Anastasia ©

viernes, 4 de abril de 2014

¿A quién perteneces?

Pertenezco a aquél que me cuida todo el tiempo, a aquél que me empuja, me apoya y me levanta sin desfallecer, sin pedir explicaciones, sin dar órdenes, sin mandarme callar, llevándome a compartir con El todo lo que sale de mí, lo bueno y más aún lo malo. 

Mi Señor es aquél que me hace sonreir y reir a carcajadas. Aquél que me valora como un tesoro, que me desea a todas horas y no teme demostrarlo ni gritar lo orgulloso que está de mí. Aquél que me lleva de la mano y se molesta en conocerme cada día un poco más, que me regala sus conocimientos, su fuerza, su impulso y su alegría. 

Mi Amo es aquél que nunca provoca mi llanto, mi dolor, mi frustración. Es aquél que anula mis fantasmas, destruye mis temores, rompe mis tabúes y lucha a mi lado contra mis demonios. Aquél que me obliga a levantar la cabeza y a mirarle a los ojos.

Mi Dueño es aquél que merece serlo.

Anastasia ©

sábado, 29 de marzo de 2014

De lacras (o Puta Sumisión)



A partir del momento en que un Dominante te dice que naciste para ser una diosa y pone sus expertas manos y su privilegiada mente a trabajar esa idea durante meses, años incluso, modelando tu psique con cariño y firmeza, con ternura y severidad, paso a paso, poco a poco, llevándote finalmente al convencimiento de que lo eres; ya estás marcada para el resto de tu vida. 

Marcada con una huella indeleble, maldita huella, que se convertirá en la dueña de todos tus actos, obligándote a comportarte y vivir en todo momento como esa diosa que, al final, con el tiempo, descubres que no nació contigo. Tú sólo llevaste a la insumisa. El resto, la diosa y también la sumisa a la que te enfrentas tantas veces, fue obra suya, su creación, y con ella te enseñó a jugártelo todo a una carta, a arriesgar, a luchar a brazo partido, a pelear con uñas y dientes por lo que quieres, llegando a tatuarte ese triskel, emblema y talismán de los antiguos celtas para vencer en sus batallas, porque una diosa siempre, siempre, juega a ganar, y cierras el paso a la sumisa, te quedas con la diosa porque esa parte de ti te gusta, te motiva, te hace sentirte fuerte y grande, más fuerte y más grande que nadie.

Lo jodido del asunto es que existen determinadas victorias que provocan el desdoblamiento de la diosa y la mujer, que, como alma y cuerpo que son, se separan y durante un fugaz instante, en los momentos posteriores a la entrega, funcionan como dos entes independientes e independientemente piensan; y mientras una, ingenua, cegada por el éxito en la contienda, levanta su brazo victoriosa, la otra no está tan segura de haber ganado, y ahí, justo ahí, es donde esa marca que te hicieron un día, hace ya tanto tiempo, se convierte en lacra, justo ahí en ese instante en que otras manos te llevan del Olimpo a los infiernos... Ahí donde habitan las dudas y la inexorable lucha entre tus dos yo, la lucha que vienes librando hace ya tantos años, la lucha entre la mujer y la sumisa, entre la mujer y la perra, justo ahí está la lacra. En lo que; por mucho que lo intentes, llores, patalees, te invada la rabia, te odies por ello y te jures que vas a salir; sabes que eres y nunca podrás dejar de ser. Aunque te lleve más allá del infierno, aunque tengas la certeza de que te llevará, aunque seas consciente de que efectivamente, en realidad no has ganado, no podrás dejar de serlo porque eres tú, es tu esencia y, una vez más, ha salido. Puta sumisión...

Anastasia ©

sábado, 22 de marzo de 2014

Reseña de Laberinto de Engaños

Autora: LA DAMA (Lourdes Beltrán)
Obra: LABERINTO DE ENGAÑOS

UNA MAGNÍFICA OBRA, que hemos tenido el placer de LEER, y además de COMPARTIR con Amig@s.
Tenemos el privilegio de tener su obra/libro dedicado y firmado por la mismísima escritora: "LA DAMA".
Os lo recomendamos esta lectura a tod@s!

Os la presento: LA DAMA nació en San Sebastián, aunque se crió en Guadahortura, un pueblo de Granada, y desde hace 10 años reside en Armilla (GRANADA).
Si deseáis saber más... contactar directamente con ella:

Blogger: Dame un Minuto para Mi
http://www.dameunminutoparami.blogspot.com.es/

Perfil Facebook: Escritora Dama Beltrán
https://www.facebook.com/dama.beltran.12

Página Facebook: Laberinto de Engaños
https://www.facebook.com/pages/Laberinto-de-Engaños/219250514910805

SEGURO OS VA A GUSTAR!!!!
Saludos para tod@s,
-El Equipo de Poppatch-Dama Beltrán  Autora: LA DAMA (Lourdes Beltrán)
Obra: LABERINTO DE ENGAÑOS

UNA MAGNÍFICA OBRA, que hemos tenido el placer de LEER, y además de COMPARTIR con Amig@s.
Tenemos el privilegio de tener su obra/libro dedicado y firmado por la mismísima escritora: "LA DAMA".
Os lo recomendamos esta lectura a tod@s!

Os la presento: LA DAMA nació en San Sebastián, aunque se crió en Guadahortura, un pueblo de Granada, y desde hace 10 años reside en Armilla (GRANADA).
Si deseáis saber más... contactar directamente con ella:

Blogger: Dame un Minuto para Mi
http://www.dameunminutoparami.blogspot.com.es/

Perfil Facebook: Escritora Dama Beltrán
https://www.facebook.com/dama.beltran.12

Página Facebook: Laberinto de Engaños
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SEGURO OS VA A GUSTAR!!!!
Saludos para tod@s,
-El Equipo de Poppatch-

Desde el momento que conocí a Dama Beltrán me invadió la curiosidad por leer un libro suyo. Sus valoraciones sobre mis textos eran tan generosas, que no pude menos que responder a su amabilidad ojeando su blog y sus relatos, dándome cuenta inmediatamente de que es una escritora que sabe captar el interés del lector en el minuto uno. Conoce perfectamente los resortes que hay que activar para que una historia te enganche y te motive lo suficiente como para seguir leyendo a un ritmo frenético, agotador incluso.

Precisamente eso es lo que me ha ocurrido con Laberinto. Una novela veloz, rauda en su primera parte, aunque tal vez demasiado rápida. Reconozco que me habría gustado saborear algunos momentos o que se profundizara más en las circunstancias que llevan a determinadas situaciones. La segunda parte, por el contrario, me ha parecido impecable, con el ritmo adecuado, manejando bien los tiempos y dándole a cada capítulo la agilidad precisa.

Una buena mezcla de suspense, odio y amor, con los tintes justos de sexo, entre los tres protagonistas. Trepidante hacia el final, me parece de valorar que no alarga éste sin necesidad en un alarde de adornos literarios como otras novelas del género. Es concreta y directa, si bien, en conjunto, sigo pensando que la habría disfrutado más con el doble de páginas.

La historia, sin duda, es curiosa y distinta. Imaginación al poder y de eso no le falta a mi querida Dama. Adela, el centro del trío de protagonistas, una mujer aparentemente fría y arisca, dedicada en cuerpo y alma a su profesión de forense; su marido, un esquizofrénico en tratamiento (supuestamente) que habla con su otro yo, el cual le guía por el camino del odio y la destrucción; y un policía enamorado hasta las trancas de la forense que, como suele ocurrir en estos casos, se convierte al mismo tiempo en la causa de sus problemas y su salvación; se funden en una historia donde no existe tanto la casualidad como la causalidad y nos lleva a pensar de qué modo nuestras vidas se pueden ver trastocadas, sólo por encontrarnos en el momento equivocado en el sitio equivocado.

En resumen una novela totalmente aconsejable, de fácil lectura, que te permite seguir la acción con comodidad y ligereza, "bebiéndote" las 140 páginas sin darte apenas cuenta y dejándote con ganas de más, lo que, en mi opinión, siempre es la mejor señal de calidad.

Aquí os dejo el enlace al book-trailer, la ficha y la sinopsis... y a disfrutarlo.

Anastasia ©


https://www.youtube.com/watch?v=NQT8NURh0MU

“Cuando el amor se vuelve peligroso, las mentiras pueden destruirte”

Título: Laberinto de engaños (Novela)
Autor/es: La Dama
Portada: Jeremías de Manuel Ilustrador/es: Jeremías de Manuel
Género: Policíaca erótica
Fecha de publicación: Septiembre 2013
ISBN: 978-84-941526-5-8
Nº de páginas: 144

SINOPSIS

Adela es una reconocida y ambiciosa médico forense que tiene que enfrentarse a las atrocidades que un asesino en serie está dejando sobre su mesa de autopsias. Al mismo tiempo, su matrimonio, hasta entonces aparentemente idílico, comenzará a desquebrajarse por un amor prohibido y la excesiva dedicación hacia su trabajo. Lo que no puede imaginarse es que todos estos problemas no son comparables al peligro que la acecha, ya que la persona más cercana a ella oculta un terrible secreto, ¿será capaz Adela de descubrir que duerme con el asesino antes de que sea demasiado tarde?.

Lo puedes comprar en la página:

http://ununiversodelibros.es/los-libros/

El blog de la autora:

dameunminutoparami.blogspot.com.es