miércoles, 1 de enero de 2014

Te deseo

Te deseo primero que ames y que amando también seas amado, y que de no ser así seas breve en el olvidar, y que después de olvidar no guardes rencores.
Deseo pues que no sea así, pero que si es sepas ser sin desesperar.
Te deseo tambien que tengas amigos y que, incluso malos e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que por lo menos haya uno en quien confiar sin dudar.
Y porque la vida es así te deseo también que tengas enemigos. Ni muchos ni pocos, en la medida exacta para que algunas veces te cuestiones tus propias certezas. 
Y que entre ellos haya por lo menos uno que sea justo para que no te sientas demasiado seguro.
Te deseo además que seas útil más no insustituible y que en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.
Igualmente te deseo que seas tolerante, no con los que se equivocan poco porque eso es fácil, sino con los que se equivocan mucho e irremediablemente y que haciendo buen uso de esa tolerancia sirvas de ejemplo a otros.
Te deseo que siendo joven no madures demasiado deprisa y que ya maduro no insistas en rejuvenecer y que siendo viejo no te dediques al desespero, porque cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario dejar que fluyan entre nosotros.
Te deseo también que seas triste, no todo el año sino apenas un día, y que ese día descubras que la risa habitual es buena, la risa diaria es sosa y la risa constante es malsana.
Te deseo que descubras con urgencia máxima, por encima, y a pesar de todo ,que existen y que te rodean seres oprimidos tratados con injusticia y personas infelices.
Te deseo que acaricies un perro, alimentes un pájaro y oigas un jilguero erguir triunfante su canto matinal porque de esta manera sentirás bien por nada.
Deseo también que plantes una semilla por más minúscula que sea y la acompañes en su crecimiento para que descubras de cuantas vidas está hecho un árbol.
Te deseo además que tengas dinero porque es necesario ser práctico y por lo menos una vez al año pongas algo de ese dinero frente a tí y digas "esto es mío" sólo para que quede claro quien es dueño de quien.
Te deseo también que ninguno de tus afectos muera pero que si muere alguno puedas llorar sin lamentarte y sufrir sin sentirte culpable.
Te deseo por fin que siendo hombre tengas una buena mujer y que siendo mujer tengas un buen hombre mañana y al día siguiente y que cuando estén exhaustos y sonrientes hablen sobre amor para recomenzar.
Si todas estas cosas llegaran a pasar no tengo nada más que desearte.

Victor Hugo, siglo XIX 

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