viernes, 14 de febrero de 2014

Un sueño es un deseo formulado con el corazón

Jamás me cansaré de repetir que la vida nunca deja de sorprenderme. Acostumbrada a recorrer el camino a toda velocidad, corriendo unas veces, dando largas zancadas otras, saltando los baches siempre, me cuesta mucho detenerme a mirar el paisaje o las personas que me rodean. No tengo tiempo para eso, me limito a disfrutarlas, sin plantearme cómo ni en qué momento llegaron a mi vida...

Es por esa insana y poco aconsejable costumbre por lo que me pierdo momentos que podrían ser inolvidables, o en ocasiones me veo envuelta en situaciones a las que no sé cómo he llegado, pero que la mayoría de veces ya no tienen marcha atrás.

Hoy de repente me he encontrado inmersa en uno de esos instantes de lucidez deteniéndome a mirar a mi alrededor, y me he dado cuenta de que, sin saber de qué forma, sin darme apenas cuenta, hace ya semanas que una presencia camina tranquilamente a mi lado. Sin molestar, sin presionar, sin aturdir, sin obligar ni exigir. Una presencia que llegó silenciosa, discreta, y muy sutilmente ha ido hablando y dándose a conocer, haciéndose imprescindible, paso a paso. Que me ha acompañado en distintos momentos vividos, de la forma más natural, como si desde siempre hubiera estado ahí, al mismo tiempo que se iba haciendo conmigo, descubriéndome y descubriéndose capa a capa, dándome fuerza, mucha fuerza, y poniendo en mi rostro esa sonrisa de la que todo el que me conoce me habla últimamente, pero yo ni era consciente de dónde salía o qué la estaba provocando.

No voy a ponerle nombre a esta situación. No sé lo que hay ni sé lo que habrá, no sé dónde vamos ni dónde llegaremos, quienes saben como funciono también saben de mi alergia a las etiquetas, a los títulos y a las graduaciones, pero sí algo sé es que me siento contenta de celebrar contigo hoy el día de "estamos a gustico juntos".

Anastasia ©


1 comentario: